Mi historia

Esta es mi historia

y la de muchas otras familias que he conocido desde el accidente.
Cada día llegan más niños quemados al centro de recuperación. 
Ninguna de las familias ha hecho lo que tenían que hacer…
Nadie sabe realmente lo que es una quemadura, hasta que le pasa…
Ana María Little Superheroe

Los accidentes pasan… inevitablemente... pasan.


Superarlo es un trabajo en equipo, no sólo médico, sino también de la familia que da apoyo y fuerza. 

“Descubrí que llorar forma parte del camino, que ver a un hijo sufrir deja cicatrices en el alma, pero que definitivamente es el amor el que nos hace indestructibles”.
Son felices con casi nada, y esa es la clave para ir avanzando.

Aferrarse siempre al lado positivo de las cosas, 
es la mejor manera de continuar…

Los accidentes son muy traumáticos; hay que "transformarlos en experiencias de la vida", es la única forma de avanzar.

Nuestro accidente ocurrió al rellenar el quemador de la fondue con alcohol de quemar, y se combinaron diferentes factores que resultaron en llamas sobre la camiseta de mi hija por unos 5 segundos. 

Nunca imaginamos que eso podía pasar, 

ni que nuestra vida fuera a cambiar de esta manera...

Si pudiera retroceder esos segundos, si pudiera cambiar mi sitio en la mesa por el de ella, si pudiera darle mi piel, si pudiera…

Les aseguro que no dudaría ni un instante en hacerlo, pero la vida no funciona así. 

Solo puedo darle mi mano y acompañarla, y lo que más deseo es evitar que cualquier otro padre tenga que pasar por algo similar. 

Las quemaduras son muy difíciles de sanar; después de un mes en el hospital Ana María ya no corría riesgos graves, entonces pasamos al centro de recuperación infantil “Romans Ferrari”, donde, sin importar la edad, ellos comparten la habitación con otros niños, y los padres están en otro edificio o pueden dejarlos allí.  
Después de dos meses, comenzamos a ir a la casa los fines de semana, pero durante la semana estábamos separados; 18 meses más tarde salimos definitivamente del Centro. 
Ahora solo volvemos para seguimiento y renovación de los equipos y prendas compresivas que son realizadas a la medida. 

El centro “Romans Ferrari” me ha permitido conocer a tantos padres, amigos y niños con una fuerza increíble.

Cuando nos miramos a los ojos, reconocemos el valor de todo lo que hemos superado, aprendemos de compartir nuestras propias historias, de los días sin luz, de las noches sin sueño, de las tardes jugando cartas en una sala de espera… 

La vida se ha transformado en vivir cada día apreciando los más simples detalles que nos traen felicidad, una cena familiar, una vuelta en el parque, o una película en familia en el sofá de tu propia casa. 

El centro recibe de nuevo a los niños para hacer tratamientos, cirugías y terapias.

El proceso de recuperación de la piel tarda años, mientras los niños están en crecimiento, hay que ir evaluando su progreso. Parte del tratamiento de la piel no es cubierto ni por la seguridad social, ni por los seguros privados, mucho depende de los recursos de las familias. 

El tratamiento láser es considerado “Estético” y por ello no recibe ningún tipo de subvención. 

Pero cuando no te reconoces en un espejo, cuando tu piel no tiene el mismo color o elasticidad, eso va más allá de lo estético, se convierte en encontrar tu identidad, en intentar ser “normal”. 

Los cambios que hemos visto en Ana María después del primer tratamiento láser son increíbles, solo pensar que podamos ganar tiempo de recuperación, evitar o retrasar cirugías, y mejorar la textura de su piel, vale la pena hacer todo lo que esté en nuestras manos para continuar con su tratamiento.

¡Nuestro mayor deseo es que todos tengan más conciencia 
y así evitar que estos accidentes ocurran!

Pero… ¿Cómo prevenir si no se saben los riesgos?


La mayoría de las personas que sufren quemaduras se aíslan, se esconden, no les gusta ser rechazados públicamente y verse diferente a los demás. Compartir estas experiencias ayuda a concienciar sobre los peligros y las prevenciones.

Es importante educar a nuestros hijos acerca de los peligros de las quemaduras, mensajes claros y sencillos pueden prevenir accidentes. Igualmente, promover la empatía a través de historias y cuentos que los sensibilicen en temas de accidentes y/o discapacidades.

Los primeros días después del accidente no podía hablar con nadie, no podía dormir, no sabía nada de lo que podía pasar; su cuerpo estaba completamente hinchado, en un momento no podía ni abrir sus ojos, y yo, solo podía esperar. Investigué cada día, pero no conseguí mucha esperanza…

Ana María me enseñó lo que es un milagro, el poder de la mente y del amor. La gente piensa que un milagro es algo sobrenatural, pero los milagros pasan cada día frente a nosotros. Es escuchar al doctor decir un viernes por la tarde: “el lunes hacemos el primer injerto porque ya hay zonas muertas y no va a regenerar más”, y que el fin de semana la fuerza de la familia, de las visitas, de la unión, de los pensamientos, hicieran que ese lunes, el doctor saliera del quirófano después de 15 min para decirme: “Sra. Cruz, no la vamos a operar, es increíble, pero todo su cuerpo está regenerando…”

Nadie sabe las profundidades de nuestra mente, de nuestro cuerpo, ni de nuestra energía. Hay cosas simplemente inexplicables, por eso, desde ese día, le digo siempre a Ana María: “tienes una mente poderosa, cada día estas mejor, tú eres mi maquina regeneradora”

Mi hija, es mi pequeña superheroína favorita, es la niña más fuerte y valiente que conozco. Como padres, somos invencibles por nuestros hijos, pero ellos son mucho más fuertes que nosotros; el mundo que le describimos, en el que luchan, está en nuestra propia mente.

Como amigos o familiares de personas que hayan sufrido un accidente, les recomendaría brindar apoyo personal, estar presentes para los afectados, no preguntar ¿Qué puedo hacer por ti? o ¿quieres que vaya a verte?, les aseguro que lo que más cuenta es darles tiempo y cariño.  
En esos momentos no tenemos ni mente ni fuerzas para pedir nada, a veces es difícil respirar; pero los abrazos, los gestos, la compañía, eso da muchísima energía. 

Espero que esta historia traiga un poco de luz a otras familias que están pasando por esta experiencia, que viendo la evolución de Ana María encuentren un poco de esperanza y fuerza para este largo proceso.
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